lunes, 12 de noviembre de 2012

28.- Ojos Azules


Cada uno de los hermanos sintió como su hermana se les iba de las manos, siguieron buscando y luchando
            -NO LA ESCUCHO! – Caroline grito en un mar de lágrimas – NO LA ESCUCHO, SE HA CALLADO!!! – Gail seguía trabajando con Dominic desesperadamente
            -Caroline, habla con Dante – dijo secamente, Caroline salio a la calle
-Dante – llamo en su mente – no la escucho Dante, Yvainne se ha callado.
-No te preocupes nena, la encontrare – Caroline se quedo en silencio.
Dante acelero el Bentley
            -Donde? – pregunto Demian
            -En el muelle abandonado de la cabaña – Dante cerro los ojos, necesitaba concentrarse para saber exactamente lo que necesitaba – en el muelle, dos hombres muertos, ella esta muy herida, bastante…
               
            Yvainne cerro los ojos y después de lo que para ella parecieron horas “es triste” pensó, la invadió la obscuridad y a lo lejos, pasos, escuchaba pasos, tal vez la muerte venia por ella.
            Pasos, pasos, mas pasos, ahora estaban mas cerca, ella abrió los ojos, alguien estaba ahí con ella, era un hambre, un hombre muy alto y musculoso, fuerte, no lo conocía en absoluto pero la hacia sentirá segura a pesar de que estaba muriendo, el hombre se arrodillo cerca de ella y reviso cada una de sus heridas sin pensarlo
            -Xecti, no para de sangrar – su voz era suave y desesperada
            -Tienes que hacer presión sobre las heridas, sube en su cuerpo, nosotros nos encargaremos de llevarlos – una mujer apareció en su campo de visión, Yvainne estaba segura de que esa mujer era un demonio, tenia el pelo plateado mas no de canas, pues la mujer se veía joven y hermosa
            “Ah”, la chica se quejo
            -Yvainne mírame – el hombre hablo tiernamente, la observo directo a los ojos, Yvainne sintió un sobresalto, esos ojos, esos ojos eran hermosos, azul cielo?, azul celeste?, simplemente azul hermoso, el hombre la beso tierna y concienzudamente – No te me vayas Entendido!! – fue una orden
“no te me vayas” las palabras retumbaron en su mente, pues por ese desconocido haría lo que sea, “no te me vayas”, “ojos azules”, “un BESO!” y nuevamente obscuridad.

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